El Catatumbo atraviesa una de las crisis humanitarias más alarmantes de los últimos tiempos. La violencia desbordada por los enfrentamientos entre grupos armados ilegales ha forzado a cientos de familias a abandonar sus hogares, dejando atrás sus tierras, sueños y raíces.
Este desplazamiento masivo no solo destruye hogares, sino que también desgarra el tejido social y económico de toda una región. Cada familia desplazada es una historia de lucha y pérdida que no podemos ignorar.
¿Por qué debe seguir sucediendo esto? Colombia no puede aceptar que el desplazamiento forzado y la violencia sean parte de su realidad. Es hora de alzar la voz, unirnos como sociedad y rechazar estos actos inhumanos que atentan contra la paz y la dignidad de nuestros compatriotas.
Desde la Corporación Mil Víctimas, hacemos un llamado a la acción: A las autoridades: Implementar medidas urgentes para proteger a las familias afectadas. A la comunidad internacional: Apoyar iniciativas humanitarias y de paz. A todos los colombianos: Ser solidarios y no indiferentes ante esta tragedia.
La violencia no puede seguir arrancando vidas ni hogares. Es hora de construir un futuro donde la paz y la esperanza sean la norma y no la excepción.